por Hernán Apesteguía
El tema tenencia y distribución de tierras en el continente es complejo y prolongado en el tiempo, delincuencial y criminal en muchos casos y arrollador de la dignidad en variados horizontes. Es un tema pendiente en su resolución, que siempre se ve incrementado por nuevos factores de impacto, pero que tiene un común denominador: el avasallamiento de la dignidad de las personas y las comunidades, por medio de la pobreza que ha generado y genera la región más desigual del mundo, (más desigual del mundo siendo una de las más ricas en recursos naturales del mundo), el mal trato y abuso del medio ambiente en referencia a una ecología integral, el desconocer las tradiciones sagradas de importantes grupos en el continente.
Encontrar caminos a la resolución de un conflicto secular, que siempre renueva su rostro y capacidad de acción y pareciera no poder encontrar salidas reales, es un desafío y una meta urgente en América Latina y el Caribe. Sin duda se trata de una de las mayores urgencias, no solo por cuanto y como se han encadenado en el tiempo los conflictos, por las vidas humanas que ha cobrado, sino también porque reclama hoy más que nunca justicia, justicia estructural, atendida por los Estados, gobiernos de turno, y monitoreada por los organismos de derechos humanos, por las fuentes de religiosidad de los países, y por la entera sociedad civil.
Ante el análisis de la realidad existente, emerge una respuesta esperanzadora que comienza a evidenciar indicios de posibilidades y se abre camino día a día. Se trata de un programa-camino de investigación como deseamos denominarlo, donde la investigación, la formación, la denuncia y la acción se reúnen para entrelazarse y poder ofrecer nuevas perspectivas metodológicas a partir de: el diálogo, la investigación histórica y actual sobre la realidad, la justicia restaurativa, el reconocimiento de prácticas transformadoras posibles y la articulación desde la fraternidad con personas y asociaciones que permitan dar una respuesta de impacto en esta dimensión. De esta perspectiva ha nacido la “Red Latinoamericana y Caribeña hacia una Fraternidad Posible”, de la que participan personas de más de 50 Asociaciones, grupos y Universidades de todo el continente.
Entendemos que el tema es fundamental, encuentra su reconocimiento en el pensamiento y propuesta del Papa Francisco cuando dice: que cada persona tiene derecho a estas tres cosas, refiriéndose a TIERRA, techo y trabajo.
